El plástico es un material importante y omnipresente en nuestra economía y en la vida cotidiana. Sus funciones son muchas y sin él, sería difícil afrontar los retos que la sociedad nos impone. La innovación y ligereza de los materiales instalados en automóviles y aviones contribuyen a ahorrar combustible y a reducir las emisiones de CO2. Con los envases de plástico se garantiza la seguridad alimentaria y se reduce el desperdicio de alimentos.
Sin embargo, con mucha frecuencia los procesos de producción, uso y eliminación del plástico no permiten aprovechar las ventajas económicas de un enfoque más “circular”, lo que repercute en el medio ambiente.
Es necesario encontrar una solución urgente a los problemas medioambientales actuales vinculados a la producción, el uso y el consumo de plástico. Las millones de toneladas de desechos plásticos que terminan en los océanos cada año son una de las señales más evidentes y alarmantes de estos problemas, y despiertan una creciente preocupación en la opinión pública.
Para replantear y mejorar la dinámica de una cadena de valor tan compleja, se necesitan esfuerzos y una mayor cooperación de todos los actores involucrados; es decir, productores de plásticos, gestores de reciclaje, minoristas y consumidores.
También se necesitan soluciones innovadoras y una visión compartida para orientar las inversiones hacia la dirección correcta. La industria del plástico es muy importante para la economía europea; hacerla más sostenible puede crear nuevas oportunidades de innovación, competitividad y empleo, en consonancia con los objetivos de la nueva estrategia de política industrial de la UE.